"De ser árbol"

Esta serie de dibujos se inspiró en un sueño que tuve a principios de 2007.

En el sueño tengo el mandato interno de buscar el cuadro “El descendimiento de la cruz” de van der Weyden. La creación de estos dibujos también se ve influenciada por mi experiencia de la obra “La pasión según San Mateo” de Bach, las reflexiones de Francis Bacon sobre la naturaleza universal y arquetípica de la crucifixión y el sufrimiento humano, así como las expresiones escultóricas profundamente femeninas y personales de Louise Bourgeois que expresan procesos de sufrimiento. Esta experiencia abrió mandatos internos, y posibilidades específicas, con respecto a patrones de búsqueda, desmembramiento y transformación.

El desdoblamiento de esta serie de dibujos es un proceso en sí mismo. La serie la he dividido en cuatro secciones principales. La primera sección de cuatro imágenes se titula Crucifixión y sufrimiento. La quinta imagen es -en sí misma- una sección titulada Desmembramiento. La tercera sección de dibujos, titulada Transformación, está constituida por siete imágenes. La sección de los cuatro últimos dibujos se titula Dualidad.

Los procesos de desmembramiento y transformación representados en esta serie de dibujos no necesariamente se dan en una secuencia ordenada y lineal. El espectador, según las reverberaciones que tengan los dibujos en su psique, podrá verlos en otro orden.

En la primera sección de dibujos, Crucifixión y sufrimiento: “Crucifixión I”, “Crucifixión II”, “Scala Dei” y “Arco de histeria” el espectador verá un conjunto de imágenes radiográficas del sufrimiento, una condensación del dolor.

Los primeros tres dibujos de Crucifixión y sufrimiento expresan la vulnerabilidad de un cuerpo que está suspendido, fijo, paralizado, sin brazos, sometido, tocado y lastimado por múltiples manos. En estas tres imágenes subyace insinuado un territorio que evoca orden.

El cuarto dibujo de esta serie se inspira en la escultura de Louise Bourgeois, “Arco de histeria” En la escultura de Bourgeois, se muestra una figura arqueada. En mi imagen, se insinúa el territorio de la crucifixión, que -junto con los rayos de luz que irradian del cuerpo- transmite la sensación de un apoyo misterioso y de la aceptación del desmembramiento que vislumbra un nuevo orden con significado.

La segunda sección, titulada Desmembramiento, está constituida por un solo dibujo, “Desmembramiento en equilibrio”. Esta imagen, en particular, es esencial para entender la serie como un todo. Expresa la realidad de la destrucción necesaria de un viejo orden con el fin de transformarse en un nuevo orden.

El desmembramiento y la transformación a través del sufrimiento encarnado, ha sido una constante en mi trabajo. En esta serie de dibujos, se enfatizan las energías del desmembramiento creativo, regenerador y el nacimiento a una nueva vida. Esto reverbera con el mito ancestral del desmembramiento / re-membramiento de Coyolxauhqui que conllevó la creación de las fases de la luna.

En los siete dibujos de la tercera sección, titulada Transformación, las imágenes emergen como cuerpos que se transforman en árbol. Las referencias tanto a cuerpo como a árbol son veladas. Estas expresan un misterioso fenómeno que desde hace mucho tiempo me ha interesado, tanto a nivel psíquico como formal: el hecho de que los seres vivos compartimos un diseño universal con variantes, adaptaciones y permutaciones, como por ejemplo, la ligereza numinosa de la capilaridad de una hoja y las venas de una mano o la verticalidad de la columna vertebral de un ser humano y el tronco de un árbol. La esencia universal, la fuente divina, así, se hace visible.

En la parte final de esta serie, titulada Dualidad, comienzan a aparecer imágenes de opuestos separados y, a la vez, en relación: figuras diferenciadas en dos, figuras femenino - masculino en equilibrio, figuras relacionadas entre sí. Un orden nuevo va cobrando existencia, se va consolidando una nueva identidad.

El espectro más amplio de la serie en su conjunto expresa un camino que atraviesa por el sufrimiento, la fragmentación, el retorno a la naturaleza, el volverse a conectar con los orígenes, con las raíces y la subsiguiente transformación de una identidad, una re-integración al mundo.

Tanto el proceso como el tamaño de las piezas tienen un gran significado. Trabajo simultáneamente con la imagen de un tótem o deidad protectora y la imagen de un cuerpo-árbol.

En mi trabajo artístico, un mandato interno me impulsa a establecer un proceso ceremonial y ritual. Literalmente uso mi propio cuerpo. Trabajo con el papel en el piso, camino alrededor y me acuesto sobre él para dejar una huella. Entrar en contacto con el papel, se convierte en toda una reflexión acerca de la experiencia de habitar un cuerpo. El pulso del ritual es muy lento. Cada marca tiene que encontrar su lugar. Las imágenes van tomando forma a través de un proceso de ir dibujando y borrando. Por medio de esta interacción entre opuestos, se expresa el misterio de la corporalidad, en continua lucha entre presencia y ausencia. Aún más profundo que la presencia de la forma encarnada es aquella de la esencia divina misma.

Sandra Pani

Enero 2008

"De ser árbol"

This series of drawings is inspired by a dream I had at the beginning of 2007. In the dream, I have an inner mandate to look for van der Weyden’s painting Descent from the Cross. The creation of these drawings was also influenced by my experience of Bach’s Passion according to St Matthew, Francis Bacon’s reflections on the universal archetypal nature of crucifixion and human suffering, as well as Louise Bourgeois’ deeply feminine and personal sculptural expressions of processes of suffering. This experience opened up particular inner mandates and possibilities regarding patterns of quest, dismemberment and transformation.

The unfolding of the series is a process in itself and has been assembled into four main groupings. The first grouping of four images is titled Crucifixion and Suffering. The fifth image is a section unto itself and is called Dismemberment. The third grouping, called Transformation, is made up of seven images. And the final collection of drawings, titled Duality, is comprised of four drawings.

The processes of dismemberment and transformation represented in this series of drawings do not necessarily occur in a linear orderly sequence. In feeling reverberations to their own psyche, the viewers could well view these drawings in a different order.

In the drawings comprised under Crucifixion and Suffering: Crucifixion I, Crucifixion II, Scala Dei, Arch of Hysteria, I attempted to make an x-ray of suffering, images that condense pain.

The first three drawings of Crucifixion and Suffering express the vulnerability of a suspended fixed armless helpless body subjected, touched and hurt by a multitude of arms. An order-evoking territory underlies these three images.

The fourth drawing in this series was inspired by Louise Bourgeois’ sculpture Arch of Hysteria. Whereas Bourgeois’ point of center within suffering has to do with being suspended from the navel, in this image there is the hint of the ground of crucifixion, which together with the rays of light that irradiate from the body, conveys a sense of mysterious support and the acceptance of dismemberment that glimpses a new meaningful order.

The second subseries, called Dismemberment, is comprised by one drawing only, Dismemberment in Balance”. This image in particular is essential to the understanding of the series as a whole. It is expressive of the necessary destruction of the old order for a new order to come into being.

Dismemberment and transformation through embodied suffering have been a constant motif in my work. In this series of drawings the emphasis is on the energies of creative regenerative dismemberment, on being reborn to a new life. It reverberates to the ancestral myth of the dismemberment / re-memberment of Coyolxauhqui and the resultant creation of the phases of the moon.

In the seven drawings of the third subseries titled Transformation, the image emerges as body that transforms into tree. The references to both body and tree are veiled. They are expressive of a mysterious phenomenon which has long interested me both psychically and formally: the fact that we living beings share a universal design with variations, adaptations and permutations, such as the numinous lightness in the capillary structure of a leaf and the veins of a hand, or the verticality of the spine of a human being and the trunk of a tree. Universal essence, divine source, thus become visible.

In the final part of this series, titled Duality, images of opposites that are separated and at the same time related begin to appear: figures differentiated into two, feminine – masculine figures in balance, figures in relationship to one another. A new order comes into being, a new identity begins to consolidate.

The arc of the larger series as a whole expresses a path through suffering, fragmentation, a returning to nature, a linking back to origins, to the root level and the subsequent transformation of a new identity, a re-integration to the world.

Both the process and the size of these pieces are very important to me. I work simultaneously with the image of a totem or protective deity and the image of a body-tree.

In my artistic work, I am pulled by an inner mandate to establish a ceremonial and ritual process. I literally use my own body. I work with the paper on the ground. I walk around it and lie on it in order to leave an imprint on it. The entering into contact with the paper becomes a whole reflection on the experience of inhabiting a body. The pulse of the ritual is very slow. Each trace has to find its place. The images come into being through a process of drawing and erasing. Through this act of opposites, the mystery of corporality, in a continuous struggle between presence and absence, finds expression. Even profounder than the presence of the embodied form is that of the divine essence itself.

Sandra Pani

Junuary 2008

Expo Pro Árboles 3

Para mi los árboles siempre han sido importantes. Son espejo, conexión, tótems protectores, puentes que conectan el cielo y la tierra, el espíritu y la materia, testigos silenciosos de nuestro andar. Estos seres sabios tienen, para mi, esa tenacidad y fuerza que son necesarios para vivir.

Desde niña, esas poderosas presencias, me han hecho compañía, me recuerdan, por sus formas parecidas a las nuestras, que estamos formados de la misma sustancia. Mi exposición “De ser árbol”, refleja esta añoranza o aspiración de lograr ser como ellos, de tener la capacidad de estar enraizados, a la vez que nuestras ramas se alimentan de la luz que viene del cielo: muchas lecciones por aprender.

Hay otra cosa que pienso cuando veo un árbol; me recuerda que es mucho mas viejo que yo, que para ellos el tiempo corre mas despacio. Seguramente estuvo antes de que yo naciera y estará aquí cuando mi cuerpo ya no esté. Es como reconocer a un hermano mayor, me confronta con lo rápido que corre el tiempo para nosotros y me llena de paz ver en su forma ese tiempo detenido.

Es un privilegio para mi poder participar en un proyecto tan noble como el que dirige Francisco Verástegui, que propone proteger a estos seres sagrados que, por alguna imperdonable distracción y desconexión, algunos de nosotros han dejado de ver. Hace trescientos ochenta y cinco millones de años aparecieron los árboles en la tierra, nosotros ni siquiera alcanzamos los dos millones.

Sean pues estas imágenes y estas palabras un modesto homenaje para regresarle a los árboles todo lo que nos han dado.

Sandra Pani

Octubre 2015

"DENUDATIO PERFECTA"

He llegado a sentir que la idea de contactar la auténtica esencia de uno mismo es sinónimo de “denudatio”, entendido como el proceso a través del cual la imaginación, tras recibir una impresión del mundo por medio de los sentidos, elimina los accidentes, los residuos aparenciales, hasta depurar de la forma su esencia. Paradójicamente, este proceso de denudare, es decir, de “desnudar”, nos fortalece.

Hace algunos años, descubrí el texto del filósofo italiano Giorgio Agamben, titulado “Desnudez”. Él habla desde el léxico de la filosofía y el misticismo. Equipara “ser Dios” con “ser desnudo” (ese autem Deus ese nudum sine velamine est) (1).
El pensamiento de Agamben reverbera de manera profunda con mi entendimiento de que llegar al nivel de la “esencia suprema”, es decir, a la médula de nuestro propio ser, representa no sólo el conocimiento supremo, sino también el proceso en sí mismo de llegar a conocer.

A lo largo de todos estos años, uno de los elementos medulares que han detonado mi creatividad artística ha sido la búsqueda de la identidad, la reiterada pregunta de quién y qué soy yo en el nivel más profundo, la búsqueda de la esencia de mi identidad a través del desmembramiento y la disección de mi propia corporalidad.

Las imágenes de esta exposición emergen de una constante búsqueda personal. Estas imágenes expresan una metáfora visual conformada por la multiplicidad de capas de mi propio ser.

Mi obra representa un equilibrio entre la miríada de voces que me conforman, y sus opuestos. Son imágenes que pretenden materializar la complejidad de mi propia esencia.

Independientemente de que estas imágenes expresan mi propia experiencia de los procesos de desnudamiento y auto-devenir, en su significado arquetípico también representan un aspecto universal.

Superposición de capas, fragilidad, fuerza, complejidad, unicidad, fragmentación, desmembramiento, conexión, conciencia, dualidad, esencia, re-membramiento, totalidad, el ser mismo, síntesis, transformación, transfiguración, puentear, proceso, movimiento perpetuo, búsqueda, sufrimiento encarnado, sincronicidad, trascendencia, encarnación. Estos procesos son el territorio necesario para llegar a la verdadera esencia de nosotros mismos.

Todas las imágenes en esta exposición, conforman un diario íntimo que refleja el sufrimiento, la lucha y la transformación sanadora en mi propio proceso psíquico. Las imágenes emergen primero; después las descifro y articulo. A través de procesos posteriores de análisis, establezco un diálogo primordial que me permite relacionarme con las diferentes partes de mí misma que emergen en estas imágenes espontáneas que me piensan.

Para mí, es altamente significativo que el sufrimiento y la sanación en mi propio proceso, tal cual se expresa en mi trabajo, reverberan con la historia del espacio para el cual fue concebida esta obra: el Palacio de la Santa Inquisición, fundado en la época virreinal; un lugar donde se torturaba y se daba muerte. Posteriormente, en 1854, se convirtió en la sede de la Escuela de Medicina; después se convirtió en la Escuela de Medicina y Enfermería de la Universidad (hoy en día UNAM), cuyo propósito era la sanación. Esta compleja dualidad de sufrimiento y sanación inherente al edificio mismo, está encarnada en mi obra.

Para la creación de esta obra, me conecté con la poderosa experiencia de la vida, sintiendo la fuerza y la complejidad de mi propia lucha en el proceso de expresarla en estas imágenes. Esto involucra sufrir la miríada de realidades de mi propio ser, desde el reconocimiento de que es posible trascenderlas.

El profundo compromiso que tengo con mi crecimiento psíquico a través del análisis junguiano, ha abierto un camino profundo que me ha permitido no sólo encontrar y crear mi propio mito y símbolos, sino también entender cómo estos se relacionan con la simbología y la mitología universal.

Por años, me he sentido atraída hacia elementos de origen animal, entre estos los nidos, los caparazones de tortuga y los huesos de pelicano. A pesar de que antes de esta serie no los había integrado en mi trabajo, han sido presencias que he coleccionado a través del tiempo. Estos elementos me remiten a un sentido de pertenencia al universo.

Durante el proceso de creación de estas obras, estos elementos animales, que por años me han acompañado, fueron integrados y amalgamados en mi trabajo de una manera inesperada.

Muchos de los elementos temáticos que han caracterizado mi trabajo a lo largo del tiempo, re-emergen en las piezas que forman parte de esta exhibición. Mi abecedario pictórico se encuentra aquí.

Salvador Elizondo solía decir: “las obras de arte deben de estar en un lugar más allá de donde se pueda hablar de ellas”. Comparto con él la idea de que las obras traen consigo cargas simbólicas de las que estamos totalmente inconscientes y que no es necesario articular.

Sin embargo, sentí el impulso de describir mi experiencia desde mi necesidad y deseo de compartir tanto mi proceso de exploración como mi proceso de pensamiento, sin minimizar el misterio del origen de las imágenes que me habitan e intento plasmar.

Una vez que termino una obra o una serie de obras, tomo distancia y las analizo. Al hacerlo, descubro sincronías que me permiten darme cuenta del hecho de estar conectada con algo mucho más grande que yo, y que hablo desde una miríada de voces.
La búsqueda detrás de estas obras, es una respuesta a la incesante necesidad de conocerme y ser yo misma. Creo en la profundidad y la fuerza de estas experiencias y sé, desde lo más profundo de mi ser, que están relacionadas con las vidas y experiencias de todos los seres humanos.

Sandra Pani

"Mi yo intangible"

En mis imágenes se condensan muchas búsquedas y hallazgos a la vez. Me busco en imágenes que vienen tanto de cerca como de lejos, tal vez en parte como recordatorio de esa fase en el origen de la vida antes de la diferenciación. De manera profunda e incesante, busco la esencia de las cosas, el diseño común que comparten todas las cosas vivas, así como los extraordinarios cambios, adaptaciones y permutaciones individuales.

El territorio que detonó esta exposición es la obra “De flores y cuerpos, autorretrato”, que es una obra que considero muy importante no sólo dentro de mi proceso creativo, sino también en mi obra actual. Esta imagen expresa la pregunta permanente de quién soy yo, mi búsqueda de la esencia de mi identidad a través de la fragmentación, a través de la disección de mi propia corporalidad. En esta pieza se pone de manifiesto el descubrimiento de cómo a nivel formal, psíquico y simbólico, la anatomía humana y el mundo vegetal comparten una misma esencia, que, por un lado, es universal y trascendente, y, por el otro, es extremadamente individual y sustancial.

Las imágenes expresadas en “Mi ser intangible” emergen de esa búsqueda; en su mayoría, están compuestas por imágenes formadas por capas, siendo estas una metáfora visual de las capas que nos conforman.

Mis imágenes son una materialización viviente de mi proceso psíquico. Conforme ha ido evolucionando mi obra, ha emergido el tema de la estabilización, en la cual yo experimento una expectativa (relativa) que después de la fragmentación hay un re-membramiento.

Mi obra representa un equilibrio entre las distintas voces que nos conforman y sus contrarios. Son imágenes que pretenden materializar la complejidad del self, o nuestra esencia, a través de obras de arte individuales. Son tal vez un intento de capturar quien soy yo en imágenes.

La exposición está conformada por pintura, dibujo e impresión litográfica sobre tela, Velos múltiples que son imágenes creadas por la superposición de dibujos hechos tanto en papeles transparentes como en telas.

Superposición de capas, fragilidad, fuerza, complejidad, unicidad, fragmentación, desmembramiento, conexión, conciencia, dualidad, esencia, re-membramiento, totalidad, self, síntesis, transformación, transfiguración, ser puente, proceso, movimiento perpetuo, búsqueda, sufrimiento encarnado, sincronicidad, trascendencia, encarnación . . .

Sandra Pani

"Mis manos mi columna, un árbol:
el eterno retorno"

Esta obra es un regreso, una celebración, una revisión de todos estos años de pintar, es un homenaje al oficio y su vigencia, una afirmación de todo lo que aún se puede decir con la pintura.

Un homenaje a la mano como símbolo de la capacidad de manejar la propia vida, manos ramas que se transforman y florecen, que una sobre otra forman una columna que a su vez, se convierte en árbol.

Es un dialogo entre lo etéreo y lo tangible, lo visible y lo invisible, lo interno y lo externo, el cuerpo y el espíritu, la presencia y la ausencia, la línea y la mancha, la pintura y el dibujo, el color y la transparencia, el árbol y el cuerpo. Dualidades que forman una totalidad. La eterna búsqueda de la identidad, del centro, se encuentra latente en cada pincelada, esta necesidad de regresar al manantial.

La vía espiritual es una vía regresiva conduce de la multiplicidad a la unidad, de la periferia al centro, “El fin es el retorno”.

Shabestari

Sandra Pani

"Mi columna vegetal"

Tratar explicar las pinturas y dibujos, ¿tiene algún sentido?; tratar de poner en palabras los miles de significados que están ahí de una manera mucho mas compleja y profunda?. Tal vez, ¿de-codificarlos, descifrarlos ? Aunque, inmediatamente pienso en lo que escribiera Salvador Elizondo al margen de la lista de obra de mi exposición de 1998 sobre la que escribió su texto El Bisturí óptico: “El ideal de todo arte es ir más allá de donde se pueda hablar de él.”

Podría empezar por decir que en mi caso, mis sentimientos y sensaciones siempre se me manifestaron en imágenes, mucho antes de poder ponerles nombre a esas sensaciones, esas imágenes estaban ahí. El proceso de decodificarlas esta vinculado a mi profundo compromiso con el análisis Jungiano, y con mi psique. Todas las experiencias están depositadas en las imágenes, una especie de mensaje críptico de mi experiencia psíquica, que me ha tomado muchos años ponerle palabras. Una experiencia profunda siempre se me revela en imágenes; me viene a la mente una imagen, mucho antes que las palabras. Un trabajo de férrea disciplina es el de traer esa imagen afuera y encarnarla, para en mi caso, después descifrarla. Artistas a los que he escuchado prefieren no descifrar, prefieren mantener el manantial de donde emerge todo, escondido. Tal vez por miedo a que se seque si lo descubren, yo a diferencia de ellos lo busco todo el tiempo.
El acercarme a el, a descubrir su mensaje, descubrir el origen de estas imágenes que me vienen de lejos, ha sido una herramienta vital. ( Que me ha transformado) Estas sirven para conocerme y extraer lo tesoros desde las profundidades.
Es muy sorprendente/revelador para mi el encontrar al descifrar mis imágenes toda esa carga arquetípica en ellas. He repetido muchas veces que mis imágenes no describen o ilustran una idea o un arquetipo, son imágenes que aparecen en mi psique y que presionan de tal manera hasta que las logro sacar, para posteriormente intentar descifrarlas. El descubrir el regalo que traen simbólicamente estas imágenes es una revelación. Es una voz que viene de lejos, y describe los procesos de la vida que me atañen de manera personalísima, pero al mismo tiempo nos atañen a todos los seres que estamos en el mundo. En este sentido comparto la reflexión de Alberto Blanco; “El poema es solo un vehiculo, una herramienta, una hipótesis de trabajo. La meta es la transformación del artista y de quien disfruta de los frutos del trabajo artístico, del creador lo mismo que el recreador”.

La obra que presento en la exposición “Mi columna vegetal”, aparece una vez mas imagen de la columna vertebral, un símbolo con el que he trabajado por mucho tiempo.

En este caso aparece formada por mis manos y a su vez se transforma en árbol, o en un elemento vegetal. En este momento me encuentro una vez mas buscando mi identidad, mi lugar, la reconexión entre el espíritu y la materia, explorando la dualidad que la experiencia de estar vivo representa. Dejar morir partes y reafirmar otras, la eterna transformación, el eterno retorno.

Sean esta imágenes que comparto el mapa psíquico del momento en el que me encuentro, espero sirvan a alguien mas a encontrarse en ellas. Citando una vez mas a el poeta Alberto Blanco; “No basta con estar inspirado, hay que inspirar. Así como para un pintor no basta con ser capaz de ver, hay que dar a ver.”

Sandra Pani

"Dibujos recientes 1999"

Necesito dibujar mucho de la realidad, pero también desdibujar otro tanto: tengo que evitar ser demasiado reiterativa, para lograr la síntesis que persigo.

Sumida en la exploración de las similitudes y diferencias entre las formas orgánicas vegetales y el cuerpo humano.

La imediatez del dibujo es un reto: no se puede retocar, y hay que dejar respirar el papel: es el respeto por el vació., por el espacio en blanco, por lo que calla, por el silencio.

Los autorretratos de niña parten de imágenes muy directas que emergen y me remiten a sensaciones de la infancia.

De ser flor y respirar
Cuando la forma está muy anclada en la realidad la encuentro un poco aburrida, y entonces necesito trasgredirla: en estos dibujos, que no salen a la primera es donde aprendo más, porque tengo que arriesgar más. Utilizo dos lenguajes, juego con ellos: el descriptivo y otro, un lenguaje en si mismo. Sugerir las formas, no obviarlas: lo que ganan en ambigüedad lo ganan en interés: lo obvio es enemigo de lo interesante, de lo inquietante.

La línea es una búsqueda.

Intento varios estados de síntesis del cuerpo, pero debe poder verse el proceso que me lleva a cada síntesis, aunque sea un proceso extenso: tal vez por eso necesito trabajar en series, y hacer evidentes la disolución de la forma y la superposición de dos lenguajes.
Dibujar y borrar: la huella que queda me interesa como búsqueda, como ensayo como rastro del tiempo.
Me gusta la tensión de líneas continuas contrapuestas a líneas rotas: velocidad. Fuerza, fluidez y nerviosismo, rasgo, incisión.

La convivencia de cuerpos a distintas escalas provoca una tensión, como si cada cuerpo estuviera dentro del otro, pero también como si fueran distintos tiempos contenidos en una misma persona: las miles de personas y edades que nos habitan simultáneamente.

Mancho mi papel inmaculado con grafito en polvo, lo manoseo, me aplico con ímpetu, agresivamente: ahora resalta la delicadeza de las líneas, se produce tensión.

Voy constantemente de la fuente a la obra, pero mi interpretación es muy abierta: intento representar las marcas de una experiencia sensorial compleja con el objeto, no solo visual, sino incluso vivencial, visceral.

La deliciosa sorpresa de descubrir referencias de la figura me mantiene aún anclada en los objetos, así sea solo una sugerencia hacía la realidad concreta inmersa en un mar de signos.

Lo abierto…. lo vacío: la expansión como final y como principio.

No me importa la lectura transparente de la referencia, pero si que el espectador pueda conocer mi punto de partida, en especial por la carga inherente al cuerpo humano: es una cuestión de forma, pero también una reflexión en torno a la existencia.

Siempre existen más ideas e imágenes de las que uno es capaz de elaborar.

¿Cuál es la sustancia de las cosas? La coexistencia de los contrarios.

Como siempre acabo pintando con el lápiz.

Crear el cuerpo y el árbol esencialmente con la mima sustancia, otra vez preguntándome de que están hechos: materia transparente, ligera , etérea, abierta, cálida, intangible.

Es difícil traducir la fuerza y la inmediatez del boceto al formato grande: para transplantar este impulso siento que necesito un lápiz de dos metros de largo y grueso como una vela.

Persigo mantener siempre la dualidad entre la figura y la no-figura.

Me declaro enemiga de la obviedad, pero persigo la sencillez.

Busco el signo contundente que encierre en si todas las horas de trabajo con la modelo: que este gesto que sugiere el brazo o la cara sea en si mismo mas cercano al brazo o a la cara que una descripción detallada y objetiva de ellos.

Estos dibujos encierran algo tremendamente liberador: es como si estuvieran a punto de verse liberados de ser materia, y a su vez como si el dibujo fuera liberado de representar un objeto: mas bien, el dibujo como la esencia del objeto.

Es como si, de cierta forma, todos mis dibujos de semillas, conchas, piedras, huesos y ramas en mis cuadernos de apuntes, y todas las horas pasadas con la modelo se condensaran en estos dibujos.

Siento que me acerco mas a las cosas no hablando directamente de ellas, sino en torno a ellas.

Notas tomadas de los cuadernos de apuntes de Sandra Pani, paralelamente a la elaboración de los dibujos para la exposición del Museo MACAY.

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